
Aquí pasó lo siguiente. Un elegante carruaje tirado por un caballo blanco impecable cuyo jinete era un caballero de martingala y galera, esperaba a una feliz pareja de recién casados salir de su departamento para dar un paseito.
En ese momento pasaba un cartonero de cierta edad tirando su carro en sentido contrario, en cierta forma, también dando un "paseito" sólo que más interminable que el anterior.
En ese instante, el hombre pobre dice: "Qué bien que me vendría ese animal".
Yo seguí dando mi paseito en la bici, en cierta forma, pensando lo mismo que el cartonero.
0 comentarios:
Publicar un comentario