Notas

29.7.10

"Códigos", "proyecto", "traición"

Argentina tiene uno de los hombres que mejor maneja la pelota. La mueve a su antojo, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, para que vuelva a su hogar. Tiene habilidad de sobra para animarse a ensayar la jugada más peligrosa. Don Julio no se mancha.
El mayor archivo que Julio Grondona, presidente de AFA, debe resistir es el de aquella designación de Diego Maradona como entrenador de la Selección argentina en octubre de 2008. Después de 21 meses de felicidad, la pareja rompió. En realidad, de pareja nunca hubo demasiado: en la cama grande del fútbol argentino duermen tres, como mínimo. El nuevo lazo AFA-kirchnerismo tenía a Maradona como cara visible, la mejor joya. Un diamante que todos quieren comprar, un objeto que alimenta miles de hojas de diario. Un punto de conexión con el mundo. No fue inocente la presencia de Maradona en el anuncio del Fútbol para Todos, ese triunfo del fútbol que miramos todos y que juegan pocos, el videofútbol.
Tampoco fue inocente su ascenso al mando del equipo nacional. Grondona imaginó un escenario positivo: 1986. Grondona imaginó un escenario negativo: un Mundial humillante y un chivo expiatorio ideal. Grondona se equivocó porque, al fin de cuentas, la Selección ganó cuatro partidos y perdió sólo uno. Ni fracaso ni éxito: una actuación regular. Grondona está desorientado, Grondona está. Y Maradona bajó, por un rato, a la Tierra.
En las Eliminatorias el nivel fue muy bajo, con Basile y con Maradona. Lo más doloroso fue la derrota 6 a 1 ante Bolivia, allá. El equipo no tuvo un plan para contrarrestar la altura simplemente porque creyó no necesitarlo.Lo más vergonzoso fue el abrazo impostado entre Bilardo y el entrenador, luego del penoso partido de clasificación ante Uruguay, también allá.
El Mundial fue distinto. Nigeria, Corea del Sur y Grecia no fueron rivales de peso. Hubo buen juego y se vieron los mejores minutos de la gestión Maradona. Las condiciones ayudaron para que se pudiera jugar con tres delanteros fijos. De aquel 4-4-2 tan elogiado en Montevideo, se pasó a un 4-3-3 que diversificaba la producción ofensiva para no someterla a los caprichos de un rival patadura y pegajoso.
La bisagra estuvo en el segundo tiempo del partido de octavos de final. México supuso un aumento del nivel de dificultad. Un gol de Tévez (en evidente posición adelantada) y otro de Higuaín (luego de un error infantil de la defensa mexicana) le daban tranquilidad al conjunto argentino. Tévez aumentó a los 55 minutos, pero México se animó, se acercó, y Argentina se atrasó, volvió a ser la de las Eliminatorias.
La salida del Mundial fue dolorosa: caída 4 a 0 frente a Alemania. Maradona retrocedió un par de casilleros. Volvió a apostar a Maxi Rodríguez (de escasos minutos en Liverpool) en la derecha e insistió con Di María (un extremo) por la izquierda para hacer el mismo trabajo ("ventilar la zona", "hacer la banda"). La falta de salida en la defensa obligó a Mascherano a barrer lateralmente el mediocampo para recuperar y, además, a ser el responsable de subir la pelota hasta el círculo central para empezar a atacar. Por eso, Messi bajaba varios metros para actuar de Verón, mientras el verdadero Verón esperaba en el banco de suplentes.
Maradona no subordinó a los jugadores a un sistema táctico determinado. Evaluó la actualidad  los futbolistas (no fue "Jonás+10") y armó el equipo. Olvidó al rival a la hora de elaborar su estrategia, pero Alemania no es Corea del Sur, por más que él haya pedido no "comerse el chamuyo" de los alemanes. 
Con la mirada hacia la Copa América 2011, Maradona era el que mejor conocía a los futbolistas. Era el que tenía los partidos calientes y el aprendizaje en la memoria. Era por quien se había apostado, aún con el conocimiento de su escasa o nula experiencia en un banco de suplentes. Ahora volvió una palabra que, en realidad, nunca se había ido, "traición", una palabra que puede estar esperando en una esquina de Ezeiza o en un hotel de Beijing. Uno al que ya le pasó la hora metió la nariz y Don Corleone tuvo visitas en la única ferretería con comunicación directa con Zurich. Don Julio, 21 meses más tarde, apretó el botón rojo: otro DT voló por el aire.

2 comentarios:

Javier E. Reznik dijo...

Fantástico, me encantó.

#11 dijo...

Idem a javi!

 
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